Entre los grandes de la canción trovadoresca cubana es imposible no mencionar al compositor y guitarrista nacido en Caibarién, Manuel Corona. En la capital transcurre su primera juventud trabajando en el gremio tabacalero, y ya entrado el siglo XX se dedica a la música, de bohemio siempre con su guitarra. Alcanza la popularidad con Mercedes; luego vendrían otras y otras entregas al patrimonio nacional: Longina, Santa Cecilia, Aurora, Doble inconsciencia y también guarachas que se inspiraron en temas de actualidad: El Servicio Obligatorio, Acelera Ñico, acelera y otras. Pese a gozar de la preferencia popular y la fama, Manuel Corona murió pobre y apartado.
El Aguijón de la Muerte (1959) de William Castle
Hace 20 horas
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